El consumo de energía en una oficina es muy elevado y, por ese mismo motivo, también es elevada la posibilidad de ahorro energético con la adopción de medidas adecuadas. Aplicar criterios de eficiencia es fundamental en tres aspectos fundamentales: iluminación, climatización y equipos de trabajo.
1. La iluminación en la oficina
Una oficina necesita de una buena iluminación para que el trabajo se pueda desarrollar en las mejores condiciones. Sin embargo, es fácil caer en el despilfarro energético, en primer lugar, desperdiciando la luz natural. Sobre todo en edificios modernos, la presencia de grandes cristaleras es habitual. En ocasiones, incluso sin ser necesario, las luces se mantienen encendidas, con el consiguiente gasto eléctrico.
Otra forma de desperdiciar energía en la oficina tiene que ver, precisamente, con la iluminación artificial, y no solo por el tiempo que permanezca encendida. Hay dos motivos añadidos: un mal diseño de la instalación y una mala elección de las luminarias.
Por un lado, la luz es importante, pero no es necesario que sea excesiva, es más, una iluminación demasiado potente puede llegar a resultar incluso molesta. Y, por otro, el uso de bombillas poco eficientes implica un gasto tan excesivo como fácilmente evitable.
No hay que olvidar que la iluminación representa hasta un 30 % del consumo eléctrico de una oficina. Por ello, evaluar adecuadamente las necesidades de iluminación es fundamental. No todas las zonas necesitan los mismos niveles lumínicos ni es necesario poner luminarias de más.
También es fundamental elegir la tecnología hoy en día más eficiente, si de consumo de energía hablamos. Es la tecnología LED, que no solo ofrece una luz de la máxima calidad para trabajar, sino que también representa ahorros de hasta un 70 % y una vida útil de las luminarias mucho más larga.
Implementar otras medidas como sistemas de control de iluminación, interruptores para el encendido y apagado por zonas y evitar dejar las luces encendidas cuando no es necesario también son medidas importantes para conseguir el ahorro energético.
2. La climatización, un factor clave
El confort térmico es esencial en el trabajo en la oficina, pero es también es responsable de una falta de eficiencia. La climatización representa alrededor del 50 % del consumo energético, de ahí la importancia de un control adecuado.
La mayor pérdida de energía se produce por temperaturas inadecuadas. No es poco frecuente ver oficinas en las que en invierno se trabaja en manga corta y en verano es necesario cubrirse. O en las que las temperaturas varían notablemente de unas zonas a otras. Todo ello representa un despilfarro notable de energía.
Una variación de 1 ºC genera ahorros de alrededor de un 7 % de energía. Por lo tanto, controlar la temperatura para mantenerla siempre en niveles de confort térmico, instalar termostatos y programadores y mejorar el aislamiento en la oficina son factores que también contribuyen al ahorro de energía.
3. Equipos de trabajo
No siempre se tienen en cuenta al hablar de eficiencia energética, pero hasta un 20 % del consumo de electricidad en una oficina tiene que ver con ellos. Además, en lo que a despilfarro energético se refiere, tienen su importancia por dos motivos. El primero de ellos es el stand-by. Desenchufar los equipos después de la jornada laboral implica un importante ahorro en energía eléctrica.
El segundo aspecto es que estos aparatos (desde ordenadores a fotocopiadoras o impresoras) generan calor. Mantenerlos encendidos supone, por lo tanto, un doble consumo de energía: la de ese stand-by y también en climatización.
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